Los 20 mil dólares del Premio a los Derechos Humanos que ganó, apenas le
alcanzaron para comprar algunos elementos necesarios para su trabajo de
investigación.
Se
llama Ana María Di Lonardo y es médica.
Cuando
alguien le pregunta si sabe cuantos niños, hijos de madres desaparecidas,
fueron devueltos a sus familias biológicas, gracias a su trabajo y el de su
equipo, la Dra. Ana María Di Lonardo contesta que nunca se puso a pensar en
eso.
Tiene
algo más de sesenta años(no lo oculta) y absolutamente claros sus objetivos de
vida. Es una de las médicas que más conoce sobre Genética y Derechos Humanos en
la República Argentina, es Jefe del Servicio de Inmulogía del Hospital Durand
de la Capital Federal desde 1980 y del Banco Nacional de Datos Genéticos para
Filiación y Transplantes.
En
1984 la Conadep (Comisión Nacional para la Desaparición de Personas)dispuso la
creación de un Banco de Datos Genéticos donde se registrase la información
relacionada con el tema de la restitución a sus familias biológicas de los
niños nacidos en cautiverio durante la última dictadura en Argentina.
Las
Abuelas de Plaza de Mayo viajaron a Estados Unidos con el objeto de informarse
sobre cual sería el mejor lugar para la fundación del centro. Por sugerencia
del Subdirector del Banco de Sangre de Nueva York, Pablo Rubinstein,
gestionaron y obtuvieron de las autoridades argentinas, la creación del mismo
en el Servicio que dirigía la Dra. Di Lonardo.
Su
trabajo fue reconocido en 1990 por la República de Francia, que le otorgó el
Premio a los Derechos Humanos, para el que fue nominada por Danielle Mitterrand
quien se ha ocupado personalmente de ayudarla. En 1985, le hizo llegar la
primera computadora con que contó el servicio. También envió un freezer;
consevadores de nitrógeno líquido, reactivos etc,todos elementos
imprescindibles, para el desarrollo de la investigación. En 1988 llegó a los
oídos de la Sra. Mitterrand, que esa computadora estaba inutilizada y le envió
una nueva.
Al
obtener el premio mencionado la Dra. Di Lonardo, ganó la suma de 20 mil dólares
,que utilizó -según sus propias palabras- "para comprar los aparatos
mínimos indispensables a fin de comenzar a trabajar en la investigación de
ADN".
No
es afecta a recibir elogios ni a otorgar entrevistas para promocionarse, pero
sí las acepta, cuando pueden constituir una promoción para su trabajo y su
equipo.
MartaArabia
Publicado en “ El
Argentino" Miramar. Buenos Aires 21-2-97
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